* Por Frank Alfredo Acevedo Sánchez.
"Cuando fuere hallado un hombre acostado con una mujer que tenga marido, ambos morirán, el hombre que se acostó con la mujer y la mujer; así exterminarás el mal de en medio de Israel." (Deut. 22:22)
"Si un hombre aborreciere a la esposa que le ha sido dada diciendo que no llegó virgen y puede probarlo sacarán a la joven a la puerta de la casa de su padre y la apedrearán en presencia de la gente de su ciudad y morirá, porque cometió vileza en Israel fornicando cuando estaba en casa de su padre; así extirparás el mal de en medio de ti." (Deut. 13-21).
En Irán, Afganistán, Nigeria, Arabia Saudí y otros países del mismo corte radical, aplica la Ley de la Lapidación, en los demás emiratos de la zona, es jurídicamente admisible, aunque generalmente la condena consiste en 200 latigazos. En la ceremonia, entierran a la adúltera hasta el pecho y le lanzan piedras hasta convertirla en una masa sanguinolenta. En algunas ocasiones, se quema el cuerpo en la plaza pública tras la lapidación. En Turquía, aunque la ley despenalizó el adulterio en 1999, en las zonas rurales de predominio de musulmanes practicantes, las mujeres adulteras son arrojadas desde un puente. Los kurdos, por su parte, suelen cortar la nariz, lengua y labios de la adúltera.
Como decíamos, la lapidación es un medio de ejecución muy antiguo, consiste en que los asistentes lancen piedras contra el reo, hasta matarlo. Como una persona puede soportar golpes fuertes sin perder el conocimiento, la lapidación puede producir una muerte muy lenta. Esto provoca un mayor sufrimiento en el condenado, y por ese motivo es una forma de ejecución que se abandonó progresivamente a medida que se iban reconociendo los derechos humanos, junto con medidas como la tortura.
Actualmente, este nefasto procedimiento castiga a las personas que mantienen relaciones sexuales ilegales. Está extendido especialmente en países musulmanes de corte social fanático-radical de aplicación de la sharia también denominado fundamentalismo islámico.
Esta es una realidad que definitivamente es rechazada mundialmente por los países que pregonan los Derecho Humanos y Amnistía internacional ha emprendido un esfuerzo por desterrar esta práctica brutal en contra de las mujeres que a decir verdad dicha pena capital son aplicadas a ellas.
Ahora bien, Sakineh Mohammadi Ashtiani, nacida en 1967 es un azerí iraní mujer que está condenada a muerte en Irán. Su caso controvertido es ahora ampliamente conocido después de los grupos de derechos humanos afirma que ésta fue condenada por el delito de adulterio y condenada a la ejecución por lapidación.
Fue juzgada primero el 15 de mayo de 2006, por un tribunal de Tabriz, y declarada culpable de un delito de "relación ilícita" con dos hombres, aunque el incidente se produjo después de la muerte de su marido. Fue condenada a azotes de 99 latigazos, que se llevó a cabo en presencia de su menor hijo.
En el juicio, dos de los cinco jueces del tribunal la declararon inocente, señalando que ya había sufrido una condena de flagelación y que no había pruebas suficientes de adulterio contra ella. Sin embargo, los otros tres, incluido el presidente del tribunal, la declararon culpable basándose en el “conocimiento del juez”, un principio de la legislación iraní que permite a los jueces adoptar una decisión en relación con la culpabilidad del acusado, aun en ausencia de pruebas claras o concluyentes.
El Tribunal Supremo confirmó la condena a muerte por adulterio el 27 de mayo de 2007. El pasado 4 de agosto, el Tribunal Supremo comenzó una nueva revisión de esta condena a muerte, aunque tal medida parece tener únicamente por objeto reducir la presión internacional sobre las autoridades. La condena de lapidación sigue en vigor, por lo que Sakineh Mohammadi sigue estando expuesta a ser lapidada en cualquier momento
Una campaña de sus dos hijos logró detener la ejecución inminente Mohammadi Ashtiani en julio de 2010, pero no darle un giro a su sentencia de muerte. Las protestas se produjeron en Londres y Washington, DC, entre otras ciudades. Las llamadas a detener su ejecución provino de los principales grupos de derechos humanos Avaaz, Amnistía Internacional y Human Rights Watch, así como de varias celebridades de alto perfil. Una petición fue creada en apoyo de su liberación, y ha sido firmado por varios destacados activistas adicionales.
Amnistía Internacional está realizando un enorme trabajo para conseguir acabar con esta foma cruel de ejecución. Así, en su página web podemos leer :
"Amnistía Internacional considera que la ejecución por lapidación agrava la brutalidad de la pena de muerte ya que es un método concebido específicamente para aumentar el sufrimiento de la víctima. El Código Penal iraní es muy específico con respecto al modo de llevar a cabo la ejecución y al tipo de piedras que deben utilizarse".
"El artículo 102 dispone que, para la lapidación, los hombres tienen que ser enterrados hasta la cintura, y las mujeres, hasta el pecho. El artículo 104 dispone, en relación con la pena por adulterio, que deben utilizarse piedras "no tan grandes como para matar a la persona de uno o dos golpes ni tan pequeñas como para no poder considerarlas piedras". La muerte por lapidación viola los artículos 6 (derecho a la vida) y 7 (prohibición de la tortura y los tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes) del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos".
Imaginemos por unos instantes, si este tipo de asesinatos fueran sentencias judiciales en nuestro país, la concepción de matrimonio sería distinta y por qué no decirlo, implicaría mayor seriedad y responsabilidad. Sin embargo, no apruebo, bajo ningún argumento y en ningún contexto, esta inhumana pena.
Aquí un extracto de una entrevista concedida por Sakineh al diario The Guardian.
Sobre su presunta participación en el asesinato de su marido.
“Es mentira. Fui encontrada culpable de adulterio, pero inocente por el cargo de asesinato. El hombre que realmente mato a mi esposo. Fue identificado y arrestado, pero no ha sido sentenciado a muerte.
Sobre la razón de esta condena pese a ya haber sido castigada por el delito de adulterio.
“Para ellos (las autoridades), el adulterio es peor que un asesinato, pero no todos los tipos de adulterio; un hombre adultero a veces ni siquiera va a la cárcel, pero si se trata de una adúltera es como si fuera el fin del mundo.
Sobre su proceso
“Cuando el Juez leyó mi sentencia, yo ni siquiera me di cuenta de que había sido condenada a morir lapidada, porque no sabía lo que significaba la palabra “rajam” (termino legal en árabe para la lapidación). Firme la sentencia pero cuando volví a mi celda y mis compañeras me dijeron lo que me esperaba, me desmaye”
Una súplica
“No dejen que me lapiden delante de mis hijos”.
* Abogado, Docente de Derecho Procesal Civil de la Facultad de Derecho de la Universidad Privada del Norte, Universidad Privada Cesar Vallejo.