*Testimonio ofrecido en la clausura del la Semana de Derecho UCV, en el Colegio de Abogados de la Libertad como parte del Homenaje al Primer Decano de la Facultad de Derecho de la UCV. Dr. Sigifredo Orbegoso Venegas. Trujillo 25 de Noviembre del 2011
Primero quiero agradecer a la Facultad de Derecho de la Universidad César Vallejo por haberme convocado junto a dos destacados colegas, Dr. Marco Carmona Brenis director de escuela de la Facultad de Derecho de la Universidad Señor de Sipan y Dr. Luis Valdez Farias actual Gerente de la Municipalidad Provincial de Trujillo con quienes tenemos algo en comùn y es que los tres egresamos de una misma universidad.
Debo confesar que es la primera vez que doy un testimonio, no sabía cómo empezar a escribir estas líneas. A veces me es más fácil escribir un artículo jurídico, hacer una clase o a dictarla, que hablar un poco de mí.
Pero gracias a Dios tenemos un Don muy preciado un Don casi divino quizá un espacio donde escapamos y nos refugiamos y podemos volver a ser felices y es la hermosa capacidad de poder cerrar los ojos y empezar a recordar, buscando entre mis recuerdos encontré material para escribir estas líneas que hoy lo han llamado testimonio. Y mis recuerdos me llevaron al año de 1993, año en que ingrese a mi Alma Mater que todos conocemos (UCV)
Y recuerdo con mucha claridad, por aquellos años que empezamos a estudiar en una casona antigua ubicada en el centro de Trujillo que estaba muy lejos a las confortables aulas que hoy tenemos en nuestra Facultad. Luego pasamos al Local de La Av. Larco muy conocido como el gallinero (porque solo era una franja de salones), pero poco a poco fuimos creciendo, nos fuimos fortaleciendo y digo fuimos porque me siento con autoridad al decir que crecí junto a mi universidad..
Así pasamos de la casona antigua, al único pabellón, pasamos de la tiza al plumón, de la pizarra verde a la pizarra acrílica, del piso de tablón al piso de cerámica. Pasamos de ser una universidad a 6 universidades, pasamos de ser pocos alumnos a ser miles en todo el país.
Antes en mi universidad había que marcar una tarjetita de ingreso y salida y ojo no podías salir de la universidad si no era con autorización de tus padres y recuerdo el timbre que anunciaba el conocido breake. Hechos que ahora sería impensable para uds.
Así era al inicio mi universidad y así aprendimos a quererla y a respetarla.
Sentir esa sensación de pertenecer a una institución que creció junto a ti es como sentir que es parte de ti, es parte de tu historia que ha sido escrita no por casualidad, sino por ti, a costa de esfuerzo y perseverancia. Entonces hay que vivir esta historia porque es parte de tu vida y la vida es un regalo de Dios. Nos la da como un bello cuaderno, con hojas en blanco, nos permite ensayar, rayarlo borrar y volverlo a rayar. Escribimos nuestra historia, Él solo pone el punto final
Como olvidar mis clases con destacados Maestros. Mi primera clase de introducción al Derecho fue con el Dr. Sigifredo Orbegoso Venegas, quien nos introdujo en el mundo del derecho y quizá el no recuerde porque simplemente fui uno de los tantos alumnos que formo el Maestro. Pero recuerdo su paso por el decanato su correcto actuar, su pasión por el derecho, pasión que influencio mucho en mi formación profesional y en la de mis compañeros de promoción. Hasta ahora mantengo en el recuerdo sus clases magistrales y las lecturas en voz alta que nos hacia leer.
Así fueron muchos los Maestros que desfilaron por mi aula, y muchos aun siguen enseñando; los veo caminado raudos a la Facultad y aún les saludo con el mismo respeto y admiración.
Tuve el honor de tener profesores como el Dr. Sigifredo Orbegoso, Dr. Marcelo Valdivieso, Dr. Francisco Urquiza, Dr, Carlos Castañeda cubas, Dra Wilda Cárdenas, Dr. Francisco Falcón, Dra Sara Chávez, Dr. Benjamin Yep Maeda, Dra Milady Castillo, Dr. Hilmer Zegarra, Dr. Nelson Lozano, Dr. Guillermo Urbina Gambini, entre otros.
Egrese un diciembre de 1998. Pero desde el año 1996 trabaje de la mano del Dr. Hilmer Zegarra Escalante, hombre de leyes a quien le debo todo mi respeto y aprecio, y también mis primero pasos por las pasillos de la corte y los vericuetos del litigio. Dos años después toque las puertas de la II Sala Civil y encontré a un querido profesor de Derecho Procesal, el Dr. Nelson Lozano Alvarado y le pedí ser su asistente de cátedra; para ese entonces solo imaginaba y soñaba enseñar Derecho como aquellos maestros que una vez me enseñaron a mí. Pero como todo en esta vida no es golpe de suerte sino esfuerzo, perseverancia y amor por lo que haces decidí ese momento que lo mío era lo académico, era la enseñanza.
Y así de pronto una mañana de abril del año 2002 empezó mi historia como catedrático, no solo de mi Alma Mater sino de otros 6 claustros universitarios, bajo cinco acuerdos: Sé impecable en tus palabras, no tomes nada personal, nunca hagas suposiciones y siempre da lo mejor de ti. Han pasado casi 10 años y aún sigo aquí caminado por los mismo pasillos de mi Facultad, pensando que nuestra recompensa se encuentra en el esfuerzo y no en el resultado. Un esfuerzo total es una victoria completa.
Pero también reflexionemos si esta vida no tuviera problemas ni obstáculos que librar, ni miedos que superar, ni amores por quien luchar entonces ¿qué tendría de divertido?
Por eso jóvenes no renuncien a la etapa más hermosa de vuestras vidas que es su paso por la universidad. Este puede ser el punto de partida de grandes metas y bases para su propio futuro. Por ello seamos inconscientemente investigadores, inconscientemente apasionados por el derecho, inconscientemente triunfadores, inconscientemente positivos, ya que sin esos ingredientes no es posible lograr el éxito.
Hoy por la tarde mientras pensaba que decir, tome un libro y al abrirlo encontré un mensaje que deseo compartir con uds y se trata de saber elegir.
• Siempre pueden elegir.
• Reír en lugar de llorar
• Abrazar en lugar de golpear
• Amar en lugar de odiar
• Compartir en lugar de ser egoísta
• Servir en ligar de ser arrogante
• Perdonar en lugar de ser rencoroso
• Orar en lugar de maldecir
Por ello elige hoy:
• Sonreír en lugar de sembrar discordia
• Aplaudir en lugar de criticar
• Ser paciente en lugar de acosar a los demás
• Ser bondadoso en lugar de ser resentido
• Ser amigo en lugar de ser enemigo de todos
• Alabar y reconocer en lugar de ser indiferente.
Por último, debo decir que en la vida hay momentos de plenitud que no pueden ser explicados totalmente por esos símbolos llamados palabras, su significado solo puede ser articulado por el ineludible lenguaje del corazón por eso de todo corazón quiero agradecer que me hayan brindado un pequeño espacio el día de hoy para resumir 10 años vinculado con lo que más amo hacer y es enseñar Derecho en mi universidad.
Gracias